Como mencioné en un post anterior, la editorial Alfaguara decidió reeditar este mes de marzo de 2016 ocho novelas de Vargas Llosa para celebrar los 80 años del Nobel peruano:
Se trata de ediciones en tapa dura y cuyas sobrecubiertas reproducen obras de conocidos artistas plásticos contemporáneos. Para la tapa y sobrecubierta de La ciudad y los perros se eligió la siguiente acuatinta del artista plástico mallorquino Miquel Barceló, titulada “Animal Mouillé. Lanzarote 8”, de 1999:
Aquí reproduzco la portada, tapa y sobrecubierta de esta edición:
Esta nueva edición, físicamente atractiva, no ha sido sin embargo revisada respecto a las ediciones de la “Biblioteca Mario Vargas Llosa” (2004) y la edición conmemorativa de la Real Academia Española (2012) y por lo tanto contiene las mismas erratas de esas dos ediciones previas y que, de hecho, ya aparecían en la llamada “Edición definitiva” de Alfaguara de 1997. En aquella oportunidad se anunció que “Vargas Llosa ha revisado concienzudamente la edición de La ciudad y los perros y la ha limpiado de las erratas de ediciones anteriores” y el propio escritor declaró, en relación a la reedición de sus libros, que “una de las cosas que me alegra [de] esta edición es poder ver mis obras, por fin, limpias de erratas”. Max Silva Tuesta se encargó de desmentir rotundamente dicha afirmación. En 2012 Vargas Llosa declaró que la edición conmemorativa del cincuentenario no tenía “ni una sola errata, algo que es casi un milagro en el mundo editorial” y el periodista Juan Cruz se hizo eco de dicha declaración: lamentablemente el milagro no se produjo. Debo mencionar, pese a todo, que las erratas que han sobrevivido hasta 2016 no son muy numerosas, pero no dejan de afear el texto. Anoto aquí las que he podido detectar:
Pag. 219, línea 11. Dice: “a los lejos”. Debe decir: “a lo lejos”
Pag. 222, línea 2. Dice: “Es un energúmeno”. Debe decir: “Es una energúmena”
Pag. 392, línea 13. Dice: “yo no lo tengo miedo”. Debe decir: “yo no le tengo miedo”
Pag. 404, línea 10. Dice: “dobló la carta en cuarto”. Debe decir: “dobló la carta en cuatro”
Pag. 438, línea 1. Dice: “mercurio cromo”. Debe decir: “mercuro cromo”
Pag. 453, línea 2. Dice: “Al regresar de Chorrillos”. Debe decir: “Al egresar de Chorrillos”
Además, hay numerosos casos en que se puso por error el punto final antes de las comillas angulares (.» en lugar de ».). Muchas de estas erratas existen desde la primera edición de la novela y no han sido detectadas ni corregidas en esta edición de 2016. Sin embargo, sí fueron corregidas en la edición conmemorativa de 2012, por lo que sorprende que Alfaguara haya recurrido a una versión tan llena de errores tipográficos para conmemorar los 80 años del escritor.
¿Se publicará algún día una edición de La ciudad y los perros libre de erratas? Los antecedentes invitan a pensar que Alfaguara no se tomará la molestia de corregir esas erratas en futuras ediciones. De hecho, algunas de las otras novelas de Vargas Llosa en esta colección de 2016 adolecen de los mismos problemas. Por citar solo un ejemplo, en la página 60 de Conversación en La Catedral se vuelve a colocar “idiota” en lugar de “indiota” (“una idiota con la cara negruzca y llena de lunares”).
Esta comprobación se hace aún más penosa tratándose de un autor que en algún momento tuvo la fama de haber desarrollado una feroz alergia a las erratas. Es conocida la carta que le escribió a su agente Carmen Balcells en enero de 1970 quejándose por las erratas en Conversación en La Catedral:
Imagino que Carlos [Barral] está demasiado preocupado en estos momentos con los problemas de la editorial como para abrumarlo con este asunto, pero la verdad es que es imperdonable que a pesar de cuatro correcciones en pruebas y una en el libro editado, todavía aparezca el texto así. Las erratas me visitan en las noches en forma de monstruosas pesadillas y estropean mi metabolismo diurno y no me dejan trabajar en paz. Sé bonita y haz que castren a esos tipógrafos y que claven sus vergüenzas en picas filudas en Plaza Catalunya.
Felizmente nadie ha sido castrado pero ya es hora que Alfaguara ponga más cuidado en sus ediciones.
Seis