Entrevista en La Habana, 1966

Durante la visita que hizo Vargas Llosa a Cuba en enero de 1966 para asistir, como observador, a la Conferencia TriContinental, fue entrevistado por la revista Romances, una especie de Cosmopolitan en español que existía desde antes de 1959 y que sobrevivió durante más de una década después del triunfo de la Revolución. Como se puede ver en las imágenes que reproduzco abajo (correspondientes al número de junio de 1969), la revista combinaba un mensaje sobre la pareja y la mujer ideales -similar al de las revistas “femeninas” pre-revolucionarias- con un discurso político y de movilización a favor de los derechos de las mujeres.

En esta entrevista el autor de La ciudad y los perros abordó diversos temas literarios y políticos: habló de su trabajo como novelista, mencionó a sus escritores favoritos, saludó a la TriContinental (“preludio a la formación de ese frente único y universal de los humillados, de los explotados, de los ofendidos, contra el enemigo común”), reiteró su apoyo a la Revolución cubana y subrayó la necesidad de un “cambio radical de estructuras” en el Perú.

Diálogos literarios. Mario Vargas Llosa

(Romances, febrero 1966)

Con sólo veintinueve años ha obtenido el respaldo de la crítica y los lectores. Mario Vargas Llosa, de nacionalidad peruana, inició su labor literaria en 1952, con una obra teatral titulada “La Huida”, que se estrenó en Piura, ciudad del norte del Perú. Entre los años 1953 y 1954 escribió un libro de cuentos –Los jefes– que se publicó por primera vez en Barcelona. Su obra más conocida –La ciudad y los perros– fue escrita entre 1958 y 1961; en 1962 obtuvo el premio Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral, de Madrid [sic], el Premio de la Crítica en España, en 1963 y en ese propio año fue finalista del Prix Formentor, también en España. Esta novela se ha editado también en Holanda, Finlandia, Perú y Unión Soviética. Este año se editará en Francia, Italia, Inglaterra, Estados Unidos, Suecia, Checoslovaquia, Yugoslavia y Rumanía. Vargas Llosa visitó nuestro país, por primera vez, el año pasado, como jurado del Premio Casa de las Américas, 1965. Este año vino como invitado a la Conferencia Tricontinental.

¿Cuál es la cualidad más importante en un escritor?

Yo diría dos: la convicción y la ambición literaria.

¿Cuáles son las diferencias fundamentales entre el cuento y la novela?

Es bastante difícil precisarlo, porque hay un momento en que el cuento largo y la pequeña novela se topan. Creo que la diferencia estriba en que la novela expresa la realidad a que me refería antes, de una manera más compleja, más vasta. Creo que el cuento, por sus dimensiones, está condenado a dar una visión -que puede ser muy intensa en el caso de los mejores cuentistas- pero que es siempre limitada. La novela es el género que expresa la realidad en una forma más completa, porque es un género que puede servirse de todos los otros y ninguno puede servirse de él. La poesía, el diálogo teatral e incluso el ensayo, pueden ser incorporados de hecho a la novela y esto la enriquece. En cambio, la novela no puede ser asimilada por ninguno de los otros géneros. Por eso pienso que la novela es la forma más elevada y fascinante de la expresión literaria.

¿Considera que la novela perdurará como género o que será sustituida por el cuento, en relación a las necesidades de la vida moderna, que plantea un cúmulo de actividades cada vez más amplias y complejas?

Creo que la novela puede llegar a morir, pero que el asesino no será el cuento, sino la misma realidad. La razón de ser de la novela, de la creación en términos generales, es testimoniar sobre las deficiencias de la realidad. Sobre todo lo que hay en ella de irritante, de enigmático, de bello y de incomprensible. Teóricamente puede llegar un momento en que la realidad no sea ni deficiente, ni enigmática, ni incomprensible y -siempre en el plano de la teoría- no creo que nadie tenga necesidad de escribir novelas, ni de leerlas en ese entonces. La forma de creación de la novela está íntimamente ligada al espíritu crítico y a la libertad de los hombres.

¿Cómo valora la intuición y la formación en un escritor?

Ambas cosas son absolutamente indispensables, sobre todo en el caso de un novelista. En el caso de un poeta, por ejemplo, creo que una intuición genial hace el ochenta por ciento del trabajo, pero en el caso de un novelista la intuición es sólo el punto de partida. Tanto la convicción como la ambición literaria (yo admiro al novelista que apunte más alto, aunque se rompa la crisma), me parece que tiene que ir apoyándose, sosteniéndose mutuamente. Pienso que un poema puede escribirse en un autobús, tomando café. Pero el novelista tiene que desarrollar estas intuiciones a lo largo de días, semanas, meses de trabajo. Tiene que ser un artista y, a la vez, un artesano.

¿Qué es un novelista?

Un hombre que está enemistado con la realidad. Es decir, que no está satisfecho con ella, que vive en una pugna constante con el mundo, con la sociedad. El novelista no está reconciliado y conformado con la realidad en ningún sistema, porque si lo estuviera no se pasaría la vida tratando de crear realidades ficticias. Yo comparo la vocación literaria con la solitaria, es como un animal voraz que lleva el hombre adentro y al que hay que alimentar en todos los instantes de la vida del escritor, nutrirla de experiencias y servirla con palabras.

¿Extrae sus personajes de la vida real?

Sí, porque yo me considero un escritor realista. Pero mis personajes no reflejan el carácter de alguien en particular. Creo que todo, tal cual, no se puede tomar de la realidad y plasmarlo en la novela. Debe ser transpuesto, para que tenga una apariencia de verdad o de autenticidad en la literatura.

¿Escribe sus obras en base a un plan?

Siempre hago un plan previo. No quiere decir que me ajuste al plan, pero necesito un esquema para poder trabajar, eso me da una cierta seguridad.

¿Cuál es el motivo central de La ciudad y los perros?

Es la descripción a distintos niveles de una realidad concentracionaria, digamos, en la que están representados casi todos los tipos humanos y todas las clases del Perú.

¿Escribe algún nuevo libro?

He terminado hace algunos meses una novela larga, que me ha tomado casi tres años, se llama La casa verde. Es una historia de varios grupos humanos, sobre todo de dos lugares del Perú: la selva amazónica y la ciudad de Piura. Es una novela que transcurre en cuarenta años; algunos de los temas que se tocan en ella son las relaciones entre los indígenas de la amazonía [y] los representantes de la “civilización”. Es decir, misioneros, policías y caucheros. Otro de los temas es la descripción de los lumpen, de los personajes marginales, no integrados a la ciudad, que no han sido asimilados por la ciudad: los vagabundos, los artistas callejeros. Y es también la descripción de un mito popular, desde sus orígenes hasta su desaparición.

¿Qué escritores contribuyeron a su formación?

Muchos. El escritor no creo que tenga conciencia exacta de quiénes han influido más en él, pero sí quiénes le han gustado más. Yo admiro mucho a los novelistas del siglo diecinueve, pues me parecen los de mayor ambición literaria, es el caso de Flaubert, Balzac y Tolstoi. Entre los modernos prefiero a Faulkner y creo que también debo algo a Sartre. Y entre los latinoamericanos admiro mucho a Cortázar, [a] Carpentier, a Borges, al peruano José María Arguedas y al brasileño Guimaraes Rosa.

¿Qué autores lee en el momento actual?

Estoy leyendo a autores cubanos, todos los libros cubanos que he podido conseguir. Me ha impresionado una novela de un escritor cubano, que me parece que está bien hecha: Memorias del subdesarrollo, de Edmundo Desnoes.

¿Considera que las vivencias adquiridas por usted en este viaje a Cuba se reflejen ulteriormente en su obra?

Sí. Todas las vivencias de un escritor se reflejan ulteriormente en su obra.

¿Qué opina sobre la Revolución Cubana?

Soy amigo desde las primeras horas de la Revolución Cubana, desde los comienzos de la Revolución. Me siento solidario a esta Revolución y creo que entre sus grandes realizaciones está la de haber destruído ese derrotismo, ese pesimismo que había en América Latina sobre las posibilidades que tenían nuestros países de alcanzar una verdadera independencia económica, política y social.

¿Qué puede decirnos sobre la Primera Conferencia Tricontinental?

Es una reunión que viene a colmar un vacío del que todos los países de estos tres continentes tenían perfecta conciencia. Esta conferencia es el preludio a la formación de ese frente único y universal de los humillados, de los explotados, de los ofendidos, contra el enemigo común.

¿Cómo contempla usted la realidad peruana?

Creo que la suerte de Perú está ligada a América Latina y que esta transformación que se ha iniciado ya en el Continente y cuya primera fase es la Revolución Cubana, se realiza en el Perú en estos momentos. Es evidente que la lucha será dura y difícil, pero creo que este proceso culminará irremediablemente en el cambio radical de estructuras que requiere mi país, para que todos los peruanos accedan a la dignidad.

Texto: Ada Oramas

Cámaras: Carlos Núñez

 

2 responses

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *