El editor catalán Carlos Barral, como es ampliamente conocido, fue una figura decisiva en el lanzamiento de Vargas Llosa como escritor. Fue gracias a su interés y olfato editorial que La ciudad y los perros obtuvo el Premio Biblioteca Breve en 1962 y fue publicada por Seix Barral en Barcelona en 1963.
La historia de cómo llegó el manuscrito de la novela a manos de Barral y luego este se interesó en publicarlo no carece de ángulos polémicos y, a lo largo de los años, han circulado distintas versiones sobre ella (ver sobre esto Biografía de una novela, pp. 81-84).
En 1985 el escritor colombiano Dasso Saldívar entrevistó a Barral. Preguntado por la novela de Vargas Llosa, Barral afirmó que el manuscrito le fue enviado por el editor Joaquín Díez Canedo desde México. Díez Canedo, exiliado español, fue el fundador de la Editorial Joaquín Mortiz, entre cuyos socios estaban Víctor Seix y Carlos Barral (Puede leerse aquí una semblanza de Díez Canedo escrita por su hija Aurora, y aquí un obituario publicado en Letras Libres. Su hija también escribió un balance de su labor editorial).
Esta versión de Barral sobre el envío del manuscrito de la novela de Vargas Llosa contradice las evidencias documentales que he consultado. Está plenamente establecido que el manuscrito le fue enviado por el mismo Vargas Llosa desde París. En una carta fechada el 28 de Mayo de 1962, de hecho, Barral le había pedido a Vargas Llosa que le enviase el manuscrito, “que gustosamente someteré a mi Comité de Lectura y que yo mismo leeré.”
El lapsus de Barral, sin embargo, sirve para recordar que entre las varias gestiones que se hicieron para colocar la novela de Vargas Llosa en alguna editorial estuvo la de Julio Cortázar, quien dirigió a Díez Canedo una carta con encendidos elogios sobre Vargas Llosa y su novela y, luego que Díez Canedo expresara interés en ella, el mismo Cortázar instó a Vargas Llosa a enviar el manuscrito a México (ver Biografía de una novela, p. 78). No tengo certeza de que esto hubiera ocurrido, pero tampoco puede descartarse. Es igualmente plausible que Barral recibiera alguna comunicación de Díez Canedo relacionada con la novela, lo que explicaría su confusión.
A continuación reproduzco la entrevista a Barral publicada por la Revista de la Universidad de México: