Las ediciones críticas de obras literarias suelen ser instrumentos valiosos para los lectores, los críticos y los estudiosos de la literatura. Aparte de “fijar” (en la medida que eso es posible) el texto de la obra en cuestión -usualmente cotejando varias ediciones y, si están disponibles, los manuscritos originales- estas ediciones incluyen explicaciones eruditas y aclaraciones de términos, situaciones, lugares o personajes que ayudan a la mejor comprensión del texto, referencias bibliográficas, y a veces estudios que buscan ofrecer pistas interpretativas. Pese a su innegable importancia, las ediciones críticas nunca son “definitivas” ni están exentas de errores y/o limitaciones. Como ha escrito Jerónimo Pizarro en un ensayo sobre la colección “Archivos” (quizás el más importante esfuerzo de ediciones críticas en lengua española), “un texto es un producto histórico, pues alguien lo produce o establece; pero también lo es una edición, en su conjunto, ya que alguien la coordina y muchos colaboran en ella”. Por tanto, y aunque parezca una verdad de perogrullo, habría que recordar que “toda edicion podría ser criticada; incluso las críticas” (Pizarro, “Las ediciones críticas de Archivos”, en La mediación editorial. Sobre la vida póstuma de lo escrito, Iberoamericana/Vervuert, 2012).
Hasta donde alcanza mi conocimiento, las únicas obras de Vargas Llosa que tienen una edición crítica en español son Los jefes y Los cachorros. De esta última se hizo una edición crítica a cargo de Guadalupe Fernández Ariza en 1982 (Ediciones Cátedra) y de ambas se publicaron sendas ediciones críticas en 2016 a cargo de Ángel Esteban y Yannelys Aparicio (Editorial Verbum). En otros idiomas, destaca la edición en dos tomos de Œuvres romanesques dentro de la colección La Pléiade, sobre la cual publiqué una nota en este blog. La edición de La guerra del fin del mundo en la Biblioteca Ayacucho (1991) y la edición del cincuentenario de La ciudad y los perros (2012) publicada por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la lengua española no pueden ser consideradas ediciones críticas, pues carecen de los elementos antes mencionados (1).
Hacia mediados de la década de 1970 el conocido filólogo y académico español Francisco Rico trató de impulsar una edición crítica y anotada de La ciudad y los perros. En una carta de marzo de 1974 dirigida a un “Querido amigo” cuyo nombre no se menciona, Rico ofrece detalles importantes del proyecto. El trabajo de edición estaría a cargo de esa persona a quien le escribía y del crítico peruano Abelardo Oquendo. El libro sería publicado por la conocida editorial barcelonesa Ariel. Por entonces, Vargas Llosa había publicado ya sus primeras cuatro novelas, había obtenido importantes premios, era sin duda una de las figuras descollantes del boom, y la editorial Aguilar había publicado el primer tomo de sus Obras escogidas (1973). No debería sorprender que hubiera interés en publicar una edición crítica de alguna de sus novelas, pero sí resulta hasta cierto punto llamativo que la novela escogida por Rico y el propio Vargas Llosa haya sido La ciudad y los perros, habida cuenta que, en comparación con La casa verde y Conversación en La Catedral, se le consideraba menos lograda. Según Rico, se llegó a firmar un contrato con los encargados de la edición, pero seis años después no había tenido noticias de Abelardo Oquendo, según le cuenta a Vargas Llosa en una carta de 1980. Al final, por razones que desconozco, el proyecto no se concretó.
La primera carta de Rico contiene una lista de los elementos que, a su juicio, deberían incluirse en esa proyectada edición: corrección de erratas, fijación del texto tomando en cuenta tanto las partes que se eliminaron por exigencia de la censura como posibles cambios que el autor pudiera haber introducido en sucesivas ediciones, identificación de lugares, personas o aspectos autobiográficos que no eran necesariamente conocidos por los lectores, entre otros. Se proyectaba incluir también un glosario a cargo del especialista Germán de Granda y una bibliografía especializada.
Se trataba, me parece, de un proyecto serio que habría contribuido al mejor conocimiento de la primera novela de Vargas Llosa, por lo que es de lamentar que no se hiciera realidad.
A continuación reproduzco la carta de Rico al (por ahora) desconocido colaborador de Oquendo en este proyecto, y más abajo el fragmento de la carta de Rico a Vargas Llosa, de enero de 1980, en la que expresa su deseo de reanimar el proyecto.
Universidad Autónoma de Barcelona
Facultad de Letras
Bellaterra, Barcelona
Literaturas hispánicas medievales
Prof. Dr. Francisco Rico
Particular: Santa Teresa, 26
San Cugat del Vallés
BARCELONA
3 de marzo de 1974
Querido amigo:
Te escribo a ti, porque te debo respuesta hace más tiempo, pero te ruego que pases la carta a Abelardo, para que sepa que recibí la suya de hace unos días y tenga noticias del proyecto. A los dos, primero, gracias por la estupenda acogida de nuestra sugerencia (de Mario y mía).
Veamos, pues. Básicamente se trata de preparar un texto crítico y de ponerle notas. Es decir, limpiar de posibles erratas la primera edición, restituir los textos que quizá eliminó la censura y, consultado Mario sobre si en alguna edición posterior realizó retoques, incluirlos en el lugar correspondiente, recogiendo en nota la versión primitiva desechada. La anotación debe abarcar varios aspectos, que preciso o corrijo en relación con mi carta anterior. Debe haber notas, así, sobre 1/ instituciones y costumbres (por ejemplo, sobre el colegio y su reglamento interno); 2/ personas mencionadas, cuando sean históricas, contrafigura de otras reales o representativas de tipos o clases, es decir, cuando deba verse en ellas algo más que un caso individual; 3/ barrios, lugares, ciudades, para quien no conozca los ambientes en cuestión; 4/ hechos reales o con paralelo histórico aludido; 5/ en su caso, reminiscencias [auto]biográficas, si parecen oportunas; 6/ indicación de pasajes, rasgos de estilo, técnicas o influencias señaladas ya por la crítica, con la conveniente indicación bibliográfica (o sea, recoger en la medida de lo posible, y en su sitio debido, lo que los críticos han dicho); 7/ pasajes discutidos polémicamente, a favor o en contra, etc., etc. En resumen, cuanto pueda servir para ayudar al lector a una comprensión profunda de la obra, teniendo en cuenta, muy en especial, que la inmensa mayoría del público no es peruana, y por tanto lo que más necesita son datos de contexto.
De un aspecto podéis ya prescindir: explicación de peruanismos u otras particularidades lingüísticas. De ello, y del glosario final, se ocupará un estupendo especialista, Germán de Granda, a quien la idea le ha entusiasmado: su trabajo, que irá a continuación del prólogo o del epílogo, descargará el vuestro. En cuanto al prólogo, olvidémoslo por el momento. A la luz del trabajo ya hecho, veremos qué conviene incluir, que complemente y no entre en colisión con las notas.
También será bueno que figure una bibliografía cuanto más exhaustiva tanto mejor, por orden alfabético y en algún caso, si ello puede ser orientador, con un brevísimo comentario o explicación de qué trata el artículo, panfleto o libro en cuestión.
Os mando unas páginas de muestras de la edición que L. Tamburini ha hecho del Cuore de E. d’Amicis. No es necesario que las notas sean tan extensas ni documentadas con tanta bibliografía (puede suplirla el testimonio personal), pero quizá os sirvan de orientación.
Mario irá a Perú, para larga estancia, hacia junio. Podéis ya empezar a trabajar y luego, con él allá, perfilar todos los aspectos dudosos. Por el momento, quizá lo más eficaz sería que fuérais preparando las notas en fichas independientes, para luego ensamblarlas, unificarlas y darles una numeración corrida. Aparte las variantes de las diversas ediciones, pienso -calculando a ojo- que en unas 200 o 250 notas podría decirse todo lo esencial. En cuanto al plazo, creo que lo ideal sería tener el original hacia octubre, para que entonces Granda preparara el glosario y el estudio lingüístico y, por otra parte, llegáramos a una conclusión respecto al prólogo (en cualquier caso, Mario debiera escribir algunas páginas especiales para esta edición). No sé exactamente cómo se hará el contrato y quizá haya de retrasarse un poco, incluso, hasta saber [la] extensión de vuestras notas, precios de venta, etc. En cualquier caso, el compromiso es firme, y en su momento [Alexander] Argullós, de Ariel, os escribirá sobre la cuestión económica. Si ya tenéis alguna idea al respecto, en cualquier caso, bueno será que me lo digáis y se la haré llegar a Argullós, que sin duda la recibirá bien, pues debe haber pocos precedentes de un proyecto como el nuestro.
Y creo que eso es todo por ahora. Para los dos, un cordial abrazo de
Paco Rico.
***
Universidad Autónoma de Barcelona
Facultad de Letras
Francisco Rico
Catedrático de literaturas hispánicas medievales
Bellaterra, Barcelona
29 de enero de 1980
Querido Mario:
[…]
Me encantaría verte: y conviene que volvamos a hablar de la edición crítica y anotada de La ciudad y los perros, aunque solo sea para que aguijonees a Oquendo, etc., pues, tras firmarse el contrato, no he vuelto a tener noticias suyas.
[…]
Paco Rico (2)
(1) En una carta a Vargas Llosa fechada el 24 de mayo de 1982, el crítico uruguayo Ángel Rama le sugería retomar el “viejo-viejo” proyecto de publicar una “edición crítica” de Conversación en La Catedral en la Biblioteca Ayacucho que él dirigía. Esta idea no se concretó, pero hace falta aclarar que las ediciones de la Biblioteca Ayacucho no son propiamente críticas, puesto que carecen de anotaciones y otros de los elementos antes mencionados.
(2) Las dos cartas se encuentran en la colección de papeles de Vargas Llosa en la biblioteca Firestone de la Universidad de Princeton.
Nota: La imagen que encabeza este post fue tomada de esta página.