En Colombia, la memoria y el recuerdo del pasado violento del país son temas importantes. Aunque la violencia de los años 80 y 90 en el país ha disminuido significativamente, es importante mantener la conciencia de estos hechos para que no se repitan las mismas tendencias que generaron guerra y sufrimiento. Los centros de memoria y recuerdo son lugares que deben homenajear a las víctimas y educar a generaciones futuras, sin volverse lugares turísticos.

En mi experiencia personal, los centros de memoria en Colombia han sido lugares de respeto, contemplación, y aprendizaje. Aprender de la historia de un país en salones de clase es importante, y nos ayuda a aprender datos, experiencias, y puntos de vista. Sin embargo, es difícil tener una conexión directa con el pasado sin acercarse al lugar de los hechos o a elementos que fueron involucrados en estos. Es importante que las nuevas generaciones no tengan que sentir el mismo sufrimiento y dolor que las personas que han vivido la violencia. Pero entender el dolor si tiene un valor importante. Los museos y centros de memoria le dan una oportunidad a las personas de acercarse a los lugares y a las experiencias del pasado de una manera más personal.

El valor de un lugar físico es importante. Un lugar en el cual han pasado eventos que tienen un valor histórico y un valor sentimental. Estar en un lugar físico es interiorizar un ambiente único, un ambiente que no se puede reproducir fácilmente. Estar presente en un museo o un parque que existe en un lugar que tiene un pasado único es dejar que ese mismo ambiente lo llene a uno de sensaciones y sentimientos. Entender el pasado de un lugar y estar en ese mismo lugar es interiorizar el pasado de una manera más directa. Por esta razón, educar a las personas a través de museos y centros de recuerdo es de vital importancia.