Hace algunos días, la connotada activista Verónica Gago, precursora del movimiento feminista “Ni una menos”, visitó el Campus de la Universidad de Oregon, en la idílica aldeita de Eugene. He aquí algunas impresiones sobre su interesante exposición.
Como resultado de la ola masiva de feminicidios acaecidos en Ciudad Juarez, Verónica Gago propone la huelga como un medio de discutir la violencia en contra de las mujeres en el contexto del capitalismo internacional. De esta manera, los eventos de Ciudad Juarez se integran en un mapa económico y político que tiene “la explotación del deseo” como su centro. Gago propone superar las burbujas identitarias del multiculturalismo y abrazar el concepto de clase como forma de construir un sujeto político con un cuerpo común ( un cuerpo-territorio) capaz de articularse sobre estrategias de relación horizontales y transversales. Como Gago propone, la idea de un cuerpo común es un aspecto clave en este proceso político: “Because something of that geography is replicated in a peripheral urban neighborhood, in a slum that is also dotted with informal textile workshops, in a nightclub , in homes imploding with domestic violence, in the risks taken by migrants and in the communities that are currently being evicted by transnational capital’s mega enterprises. It is the composition of a common body that produces a type of resonance and result: a politics that makes the body of one woman the body of all”. Como Gago propone, la idea de un cuerpo común es un proceso clave de ese proceso político. La propuesta de Gago me parece interesante porque, hoy en día, la inseguridad económica, social y política hace que la gente busque una ilusión de seguridad en el confinamiento de sus cuerpos, en la privatización de sus placeres y en la construcción de la corporalidad como una herramienta productiva sin proyecciones sociales y políticas. En otras palabras: come orgánico, haz ejercicio y sé productivo. De todas maneras, creo que si bien la idea de un subjetividad política transversal e internacionalmente integrada es interesante, la estrategia de la huelga es demasiado esporádica y efímera: “ In this sense, the strike turned into a vector of transversality because it goes beyond a specific tool whoslegitimacy and use is prescribed for waged and unionized sectors ( that fuels the police like materialism of some Unions as Rosa Luxembourg called it)”. Ciertamente, la estructura propuesta por Gago tiene la ventaja de incluir a sectores informales y grupos invisibles, pero su eficacia parece limitarse a la resistencia política. La resistencia es necesaria, pero para crear un nuevo paradigma político y económico es necesario sustentarse tanto en estrategias horizontales y transversales como en estructuras sólidas y estables. Hay que sentir con el corazón de Fausto, pero pensar con la cabeza de Mefistófeles. El Partido Anarquista Conservador es la respuesta para este dilema. Articulado como una extensa red de poder político y financiero que vinculará el eje andino ( La Paz- Lima – Quito) con sus aliados progresistas en Norteamérica, el Partido elaborará una mitología y un universo de referencias que articularán la lucha política con un movimiento de características espirituales. Si estos megalómaniacos y ambiciosos planes no se concretan , al menos lo habremos intentado. Nadie resultará dañado en el intento. El Partido Anarquista Conservador es pacifista, aunque no vegano. ¡A partirles el Partido con el Partido Anarquista- Conservador!






