“Trátala con cariño, que es mi persona”: una tarjeta inédita de Fuentes a Cortázar


Elena Poniatowska durante un homenaje a Carlos Fuentes en 2000 (Archivo La Jornada)

Las cartas del Boom incluye todas las misivas (cartas, tarjetas postales y telegramas) intercambiadas entre sus cuatro autores entre 1955 y 2012 que los editores pudimos reunir en distintos archivos. Muchas otras se han perdido, quizás para siempre; de algunas tenemos referencia por las menciones que de ellas se hace en otras cartas, pero de la mayoría no conocemos ningún detalle. Queremos creer que existen algunas cartas por rescatar, quizás conservadas por familiares o amigos de los escritores, traspapeladas en un fólder en algún archivo o celosamente guardadas por coleccionistas.

De hecho, ese rescate ya empezó. Gracias a la generosidad de la escritora mexicana Elena Poniatowska hemos podido acceder a un documento que sobrevivió al tiempo y que no alcanzamos a incluir en Las cartas del Boom. Se trata de una breve tarjeta de presentación que Carlos Fuentes dirigió a Julio Cortázar en ocasión del viaje de Poniatowska a París en diciembre de 1964.

Poniatowska y Fuentes se conocieron en la década de 1950 y forjaron una entrañable y duradera amistad. Iniciaron sus trayectorias literarias casi simultáneamente; de hecho, sus primeros libros aparecieron el mismo año (1954) y en la misma colección (Los Presentes, dirigida por Juan José Arreola). Así recordaría Fuentes, años después, sus inicios literarios:

Salimos juntos, hace muchos años, yo con un libro de cuentos, Los días enmascarados, ella con un singular ejercicio de inocencia infantil, Lilus Kikus. La ironía, la perversidad de este texto inicial, no fueron percibidas de inmediato. Como una de esas niñas de Batlhus, como una Shirley Temple sin hoyuelos, Elena se reveló al cabo como una Alicia en el país de los testimonios. Sin abandonar nunca su juego de fingido asombro ante la excentricidad que se cree lógica, que se cree excéntrica, Elena fue ganando gravedad junto a la gracia (“La Poni”, presentación a Elenísima. Ingenio y figura de Elena Poniatowska, de Michael K. Schuessler).

Poniatowska, por su parte, evocaría esos años en su discurso de recepción del Premio Internacional Carlos Fuentes en noviembre de 2023:

Nos conocimos en los cincuentas. En esos años, los embajadores de Inglaterra, Francia y Estados Unidos cortejaban a la juventud dorada. En sus fiestas se bailaba “La bamba”, “La raspa” y hasta la conga con la misma sabrosura que la de Carmen Miranda con una piña en la cabeza: “Ticotico sí, ticotico no”. Nuestro relajo tenía mucho de recreo escolar. Los jóvenes nos veíamos en casa de Carito Amor y Raoul Fournier, y con esa pareja excepcional jugábamos adivinanzas frente al único mural que Tamayo pintó en una casa particular. Fuentes era el más dispuesto a salir de sí mismo, a jugársela y a reconocer a los demás, porque no cabía de gusto por los regalos que incendiaban su propio talento.

En diciembre de 1964 Poniatowska viajó a París, donde había nacido en 1932, y pasó varios meses en la capital francesa. Entrevistó a escritores, artistas e intelectuales latinoamericanos y europeos, entre ellos Mario Vargas Llosa (ver la entrevista aquí) y el crítico y escritor francés Roger Caillois. Este último, que dirigía la colección La Croix du Sud en Gallimard, le dijo: “Vamos a publicar un libro muy audaz, tanto en la forma como en el contenido, de un nuevo autor: Mario Vargas”. Se refería a La ville et les chiens, la versión francesa de La ciudad y los perros, que aparecería en 1966. Aunque tenía la dirección de Cortázar y la tarjeta de Fuentes, Poniatowska no llegó a reunirse con él. Así lo contó en un artículo de 2017: “Carlos Fuentes me dio una tarjeta suya para Julio Cortázar, quien vivía en París. La tarjeta era tan cariñosa que con tal de no entregársela a Julio dejé de entrevistarlo”.

Poniatowska se refirió nuevamente a esa tarjeta en su intervención en un evento sobre el Boom en septiembre de 2023, en términos que sugerían que todavía la conservaba. Cuando le preguntamos por ella nos dijo que iba a buscarla, pero que le tomaría algún tiempo. Sabiendo lo ocupada que sigue estando a sus 91 años de edad y conociendo las dimensiones de su archivo personal, pensamos, en efecto, que iba a ser difícil rescatar esa tarjeta. Para nuestra sorpresa, sin embargo, apenas tres días después nos la envió escaneada y acompañada por una nota en que decía, entre otras cosas: “Creo que Carlos Fuentes y Julio Cortázar son un par de ángeles guardianes, porque encontré la tarjeta”.

El breve y cariñoso mensaje confirma el gran aprecio de Fuentes por Poniatowska, su ya por entonces cercana relación con Cortázar, y su deseo de que ellos se conocieran en París. Reproducimos el anverso y reverso de la tarjeta, seguidos de la transcripción textual:

Querido Julio:
Ahí te va Elena Poniatowska, una de nuestras amigas más queridas, tiernas y mágicas. Trátala con cariño, que es mi persona!
Abrazos para ti y Aurora de su amigo,
Carlos Fuentes
México, Dic.

Fuentes glosa un verso de la popular canción “La paloma”, del compositor vasco Sebastián Iradier, y que ha sido grabada por muchos artistas, incluyendo el trío Los Panchos: “Si a tu ventana llega una paloma, trátala con cariño, que es mi persona”. Cortázar no tuvo oportunidad de tratar con cariño a Poniatowska durante esa visita y tampoco conoció la tarjeta de Fuentes (de haberla recibido, con seguridad estaría perdida irremediablemente, pues no solía conservar cartas y otras misivas).

Queremos creer que en el futuro habrá otros hallazgos como este que nos permitan seguir reconstruyendo el diálogo a cuatro voces que mantuvieron los cuatro compadres del Boom.

Coda.- Años después del frustrado encuentro en París, Poniatowska entrevistó a Cortázar en México, en 1975, y así lo presentó:

Ríe y sus dientes (los dos de enfrente separados) son de niño. Si no estuvieran manchados de nicotina, diría que son de leche como eran los de Diego Rivera. Si lo pienso bien, todo Julio es de leche, es alimenticio, es bueno, calienta el alma y se deja beber por cuantos se le acercan. No guarda una sola distancia, nada hay en él de vedette, jamás se burla de sus interlocutores ni siquiera del que insiste en Luis Sandrini. Asume nuestra ignorancia, nuestra debilidad. Abraza. Imposible sentirse mal con él. Con razón las mujeres lo inundan de cartas.


Elena Poniatowska y Julio Cortázar (México, 1975)

 

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *