60 años de La ciudad y los perros: la valoración de los compadres

Se cumplen sesenta años de la primera edición de La ciudad y los perros (Barcelona, Seix Barral, 1963), una de las novelas fundacionales del Boom. A manera de homenaje, reproducimos las apreciaciones que sobre ella ofrecieron los otros autores de Las cartas del Boom. Los tres expresaron su admiración por la primera novela del por entonces joven autor peruano. Cortázar y Fuentes, como era habitual en ellos, escribieron extensamente, sobre todo el segundo; García Márquez fue mucho más parco, en parte porque este era el primer contacto epistolar con Vargas Llosa y el tono era todavía bastante formal.

 

DE JULIO CORTÁZAR A MARIO VARGAS LLOSA, LUEGO DE LEER EL MANUSCRITO DE LA NOVELA

París, 13 de junio de 1962
Querido Mario:
Anoche acabé de leer tu novela, que me ha conmovido profundamente. Tengo mucho que decirte sobre ella y quisiera verte pronto para charlar. ¿Me llamas a casa para combinar un encuentro? Por ejemplo, si quisieras almorzar conmigo en la Unesco, podríamos arreglar una cita. O venir ustedes a casa, en fin, ya veremos.
Un gran abrazo,
Julio

 

DE JULIO CORTÁZAR A JOAQUÍN DIEZ-CANEDO, EDITOR DE JOAQUÍN MORTIZ EN MÉXICO

París, 2 de julio de 1962
Muy estimado señor y amigo:

Hace unas semanas he leído los originales de una excelente novela de Mario Vargas, joven escritor peruano que ganó hace tres años un premio en España por su libro de cuentos Los jefes. Radicado en París, Vargas ha terminado hace poco la novela en cuestión, que se titula «Los impostores». Admirablemente escrita, cuenta la vida de un grupo de estudiantes limeños en un colegio militar. Es un libro de una violencia, de una fuerza nada común en nuestros países. Un libro exasperado, por así decirlo, pero al mismo tiempo escrito con un dominio total de la lengua y una maestría que sólo puede dar un talento natural para la novela. Como lector, le he sugerido a Vargas la eliminación de algunos episodios que me parecen subsidiarios y que quitan fuerza al tremendo conflicto central. Si lo hace, creo que «Los impostores» será una de las mejores novelas de estos años (y no pienso solamente en América latina).
Huelga decir que si a usted le interesara leer el libro, yo lo pondría en contacto directo con el autor, que ignora por el momento estas astutas maniobras de su amigo argentino. (Paralelamente me ocupo de ver si en Plon se interesarían por publicar esa novela en francés; creo que tendría mucho éxito en Francia.)

Con mis mejores saludos,
Julio Cortázar

 

DE JULIO CORTÁZAR A MARIO VARGAS LLOSA, AL ENTERARSE DEL PREMIO BIBLIOTECA BREVE

París, 20 de diciembre de 1962
Querido Mario:
Julia acaba de darme la gran noticia. Te imaginas mi alegría, yo que tanto admiré «Los impostores». Oye, todavía hay justicia en este mundo (aunque solo sea de a ratos). Viva el jurado que supo entender tu libro, viva Seix Barral. Tenemos que vernos en seguida para que me cuentes.
Un gran abrazo y toda la alegría de
Julio

 

COMENTARIO ESCRITO POR JULIO CORTÁZAR PARA LA PRIMERA EDICIÓN DE LA CIUDAD Y LOS PERROS Y QUE FUE PROHIBIDO POR LA CENSURA FRANQUISTA

«En el centro mismo de La ciudad y los perros late como un corazón colérico la denuncia de una inautenticidad; mejor aún, de las formas por las cuales se desemboca en esa inautenticidad que pesa trágicamente en el panorama contemporáneo del Perú, es decir, de toda Sudamérica. Pero esa denuncia no tendría el valor catártico que alcanzará un día si no estuviera escrita como sabe hacerlo Mario Vargas. Implacable testigo del infierno, su alucinante experiencia puede ser también fórmula de redención el día en que nuestros pueblos descubran la libertad profunda que espera su hora enterrada al pie de las estatuas ecuestres de las plazas».

 

Colofón de la primera edición de La ciudad y los perros

 

DE MARIO VARGAS LLOSA A CARLOS FUENTES

París, 31 de diciembre de 1963
Señor Carlos Fuentes
México
Querido Carlos:
Cuando llegó tu carta, Julia y yo estábamos en Londres, y al regresar a París me encontré con una mala noticia. Las autoridades españolas habían confiscado mi novela con un pretexto absurdo: una fotografía no había pasado por la censura. Este enredo, que por fortuna ya se resolvió, me ha tenido lleno de preocupación y de trajines, y esta es la razón por la que contesto tu carta con tanto retraso.

Espero que hayas recibido ya el ejemplar de La ciudad y los perros.

No dejes de ponerme unas líneas cuando tengas tiempo. Y, por cierto, cualquier cosa que quieras de París, estoy a tus órdenes. Muchos recuerdos a tu esposa de Julia y míos, y lo mismo para ti.
Y feliz 1964,
Mario

 

DE CARLOS FUENTES A MARIO VARGAS LLOSA

México, 29 de febrero de 1964
Querido Mario:
Acabo de terminar La ciudad y los perros, y me cuesta trabajo escribirte y saber por dónde empezar. Siento envidia, de la buena, ante una obra maestra que, de un golpe, lleva la novela latinoamericana a un nuevo nivel, y resuelve más de un problema tradicional de nuestra narrativa. Hablaba con Cohen en Londres y coincidíamos en que el futuro de la novela está en América Latina, donde todo está por decirse, por nombrarse, y donde, por fortuna, la literatura surge de una necesidad y no de un arreglo comercial o de una imposición política, como tan a menudo sucede en otras partes. Ahora, al leer una detrás de la otra El siglo de las luces, Rayuela, El coronel no tiene quien le escriba y La ciudad y los perros, me siento confirmado en este optimismo: creo que no hubo el año pasado otra comunidad cultural que produjera cuatro novelas de ese rango. El penoso ascenso narrativo a través de las novelas impersonales o documentales, de la selva y el río, la revolución y la moraleja ilustrada nos permitió llegar a un Carpentier, que convierte esa materia documental en mito, y a través del mito lo americano es lo universal. Pero la plena personalización de la novela latinoamericana (en un doble sentido: personajes vivos vistos desde el punto de vista personal de un escritor) solo se alcanza, creo, en La ciudad y los perros. ¿Para qué te voy a decir todo lo que me ha impresionado en tu maravillosa obra? El misterio auténtico, secreto, de la obra; la increíble encarnación de todos los problemas planteados en la actualidad de los personajes, de manera que el relieve moral de la obra corre paralelo a y es inseparable de la trama novelesca: has matado, para siempre, la terrible disposición nuestra a la acotación, la moraleja, el sermón: no hay nada en tu obra que no se desprenda tácitamente de la propia acción, y lo que se desprende ¡es tanto! ¿Qué no podría encontrarse en la tragedia que personifican Alberto y el Jaguar, Teresa y el Boa, el flaco Higueras y Gamboa?: la primera gran creación literaria de una ciudad, Lima, y sus gentes; la mejor novela latinoamericana sobre la adolescencia, pero también una gran novela universal sobre el mito doloroso de la promesa, la juventud, la edad de oro mentirosa y espléndida en la que tantas cosas son anuncio nunca cumplido, plenitud de actos que la convivencia no admite después, pesadilla que por milagro se sobrevive: la adolescencia que no se puede conservar, la madurez que no vale la pena conservar: ese contraste soberbio que ofrece Gamboa; la pulverización de los resortes internos de todas nuestras castas militares, sí, pero la revelación de todos los hilos de los códigos de autoridad que el hombre ha creado para enmascarar su vida, para no ser; las edades de la imaginación, la re-invención de la realidad en los sueños y los actos de tus seres… Son tantas cosas. Y dije: tragedia. Lo he sospechado, he encontrado el otro polo, la novela cómica, en la espléndida Rayuela de Julio. Ahora tú demuestras algo que yo intuía solo en teoría: se puede rescatar el tema trágico en nuestro tiempo. Algunos críticos, como Steiner, piensan que la línea del pensamiento judaico-progresivo, de Jehová a Freud pasando por Marx, ha secado la fuente de la tragedia en aras de las necesidades de la justicia. El encuentro con el destino, en Tebas o en Gaza, ciega y destruye. El encuentro con la injusticia, en Jerusalén o Petrogrado, exige la compensación. Nuestro destino ha dejado de fluir en la vida para petrificarse en la historia. Pero precisamente el fracaso de las ideologías, las contradicciones de la praxis, la paradoja toda que niega la tragedia y sale a combatir la injusticia y a implantar la razón, para amanecer con las manos teñidas de injusticia en nombre de la justicia y los ojos cegados, otra vez, por la locura invocada en nombre de la razón, ¿no nos conduce de nuevo, fatalmente, a una visión trágica del hombre y de la historia? ¿Y no es esta visión trágica la única capaz de abrazar la realidad, sí, de la vida externa, política, económica, histórica, junto con la realidad, también, que el dualismo degenerado, materialismo vs. idealismo, ha querido negar en detrimento de la verdadera dialéctica: la realidad de las preguntas metafísicas? Rayuela en el extremo de la gran novela cómica, en la línea de Pantagruel y Ulises, y La ciudad y los perros en el extremo de la gran novela trágica rompen esa supuesta imposibilidad y sus productos (las novelas de costumbres, de edificación, de discusión civilizada o de denuncia plana), y vuelven a abrir la gran avenida de la creación. Lo extraordinario es que tu libro y el de Julio no solo significan una superación definitiva en América Latina, sino en el mundo. Y no puedo olvidar —perdona la confusión de estas líneas— otro hecho magnífico de La ciudad y los perros: esa asimilación perfecta de la renovación técnica a la materia novelada, esa ausencia de forma gratuita, de experimentación consumida en sí misma (y hay mucho de autocrítica en esto). Por todo ello, querido Mario, gracias.
Hablé de tu libro durante media hora en un programa de TV, y se agotó en el curso de una semana.

Te abraza con enorme admiración tu amigo,
Carlos Fuentes

 

DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ A MARIO VARGAS LLOSA

México, 11 de enero de 1966
Señor
Mario Vargas Llosa
París
Estimado Mario Vargas Llosa:
A través de Luis Harss conseguí por fin tu dirección, que resultaba inencontrable en México, sobre todo ahora que Carlos Fuentes anda perdido quién sabe en qué manglares de la selva europea.
El productor de cine Antonio Matouk está entusiasmado con la idea de hacer en el Perú La ciudad y los perros, dirigida por Luis Alcoriza. Luis, como yo, es un gran admirador del libro y cree que puede hacer de él una cosa estupenda, contando, además, con tu colaboración en el guion.

Cordialmente,
Gabriel García Márquez

One response

  1. los inmensos elogios que recibió la novela de Vargas Llosa de grandes literarios como Cortázar y Fuentes en la década de 1960. Su admiración me recuerda un podcast bíblico reciente que analiza el Libro de Timoteo. Así como Cortázar y Fuentes reconocieron el comentario social crudo pero magistral en los escritos de Vargas Llosa, el podcast elogió los mensajes poderosos pero controvertidos de Timothy. Al igual que La ciudad y los perros expuso duras verdades, Timoteo habla verdades audaces del evangelio en un panorama cultural cambiante. Ambas son obras intransigentes que dejaron un impacto imborrable.

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